jueves, 12 de diciembre de 2019

...


Dialéctica

La trasparecía me es inherente
no es necesario siquiera decir algo
mis ojos vidriosos
y mis labios tembleques
anuncian una gran dialéctica
en mis adentros.

Una pulsión frenada
y un freno impulsado
crean un telúrico equilibrio.

Me desbordo claro,
sin planearlo
me desnudo
con mis trapos

No hay horarios de atención
todo puede suceder
sin un previo aviso
se me va la pulsión y reina el silencio
así, agazapado
(como una estrella de neutrones)
sobre mí mismo

-esperando-

luego salto, estallo
me expando infinito
recorro lo pausado
en un tiempo fugaz

Luego regreso,
al telúrico equilibrio
y es cuando puedo
caminar un poco más
normal.



************************************************






Las cafeteras

Ella me regaló una cafetera,
(el café como símbolo de unión)
la cafetera ahí sigue y sigue funcionando
(lo de Ella y Yo ya no siguió)
A otra Ella, Yo le di una cafetera
(sí, el café con el mismo símbolo)
(no sé sí la cafetera siga ahí)
«lo que sí sé es que yo jamás volví con Ella»
En cada sorbo siento el calor de lo que fue
y en la tibieza subsiguiente lo que pasó después
jamás sabré si ellas en sus cafés sucumben
a la nostalgia
o si lo amargo pero
exquisito del sabor rememore
en analogía lo vivido
o si en las noctámbulas duermevelas
nos pensemos
(porque Yo sí les pienso)

—y siempre con antojo de café—



***************************************




 A dormir...




En el lecho nocturno
mi cama pues…
he de observar
(Como un recordatorio por si ya no despierto)
una síntesis de los sucesos acaecidos
pero no del día, sino toda la vida
lo de dentro y lo de fuera.
Mi cabeza
—que evidentemente es una gran protuberancia—
es el receptáculo de mi sucesos
que en borbotones han de desfilar raudos
para recordarme que lo que soy
ahí recostado ya para dormir
jamás ha sido en vano:

dolor, risas, orgasmos, decepciones, golpes,
trabajo, miedos, sonrisas que ya no me sonríen, miradas,
saludos -últimos saludos- sepulcros, melancolía,
nimiedades de gran importancia, besos, abrazos,
repulsiones, oscuridad, enceguecimiento, en fin.

toda una gama de sentimientos que como
un típico monstruo de Frankestein me acribillan
y me agotan.
 una noble acción para combatir
mi insomnio atroz.

Así, acurrucado en mi cobija y soledad
le digo a mi cerebro buenas noches.




Obra: Dasein. Pluma de gel y tinta. Autor: Tito Rosales.



martes, 28 de mayo de 2019



Tus ojos espejo...

En la claridad de tus ojos me he visto más bonito,
en el veronés de una calma entre nostálgica y anhelo
vi mi rostro menos feo y hasta oblicuo
en un dinamismo sonriente

vi mi frente tan marcada siendo un llano de tersura,
en un gesto en parsimonia más no triste ni angustiado
Vi arrugas prisioneras partiendo de mis comisuras
pues mi labios anunciaban una sonrisa certera

Y de un momento a otro, miré mis propios ojos
en reflejo.
Abertura ante lo tuyo, unos faros cazadores
que al ver tus ojos y todo tu ser entero
logré ver de nuevo, una felicidad en ciernes
retraída, desde hacía mucho tiempo.

(qué bonitos son tus ojos)





Sin compromiso

No tienes que responder nada
te puedes ir quedando con todo
hay respuestas tan innecesarias
que serían un irónico pleonasmo.

No tienes que hacer nada
si nada te nace hacer
solo tu ser que existe
es la mejor respuesta:

el mejor paisaje,
el arte en sí mismo
que se auto completa
en una versión perfecta.

No tienes que decir nada,
ni siquiera sonreír si no te place,
si tu  mera presencia es base
para los suspiros reales
para admirarte
para sentirte
con eso basta.


El corazón roto.


Tengo el corazón roto, he de admitirlo
a cada paso que he dado desde aquella vez
se mueve por todo mi cuerpo como los humores,
haciendo un ruido infernal que me hace un pesar
el estar avanzando

como una hojalata maquinal, se capta mi presencia
a la distancia por el sólo hecho de moverme.
Y yo, taciturno casi siempre me he sentado en la vereda
tratando de ir juntando cada pieza, paso a paso buscando
que embonen como estaba antes (no perfecto pero si más sólido)

A veces y por ratos me he dado cuenta que sin querer no hace
tanto ruido, cuando me distraigo o sonrío. Como tomando ritmo,
otrora sístole y diástole ahora es un paso sí y el otro no. Y deja de
doler, de raspar. Por eso he pensado que tal vez así debe de ser:
tomando un ritmo, por si ya no vuelve a ser un corazón entero
al menos será mi cuerpo un cuerpo con un corazón en cada parte.

Y aunque soy un monolito bailarín, y seguir un compás con el cuerpo
me parece trabajoso, sé que podré ir adaptando mi andar y dejar de hacer
un escándalo atroz para tomar un camino de armonía, dolor, felicidad, odio
y amor a intervalos más sanos que el de unos pasos tan pesados y de un
estruendoso existir carente de paz.




Obra: Corazón frutal, tinta y óleo. Autor: Tito Rosales











Sin título por hoy


Luna


Perfecto tu rostro, para hacer contraste en la penumbra.
Que una luz sublime pero efectiva se cuele entre las cortinas
y que en tu faz refleje el rayo como la luna.
Como en un Film Noir, femme fatale, casi escuchando los pasos
de Bogard fuera de la habitación.
Y en tus ojos, como ventanas, relumbre el reflejo de mi propio ser,
y tus perfectas cejas, hagan gran juego con tus emociones y así entre
aquellas penumbras saber qué te gusta o qué no.
Fuera de ti —pues sólo eres el rostro— tu cuerpo mimetizado
con la oscuridad se vuelve infinito, y mis brazos a dónde quiera
que vayan te pueden abrazar.
Me siento seguro. Me siento en ti.



Autocorrector

Quería mandar el mensaje
el autocorrector autocorregía.
Quería escribir que le extrañaba
y el aparato ponía extravía.
Deseaba poner que le amaba,
y salía mentira.
Escribía que le quería, y
salía mentía.
Anhelaba armarse un poema,
donde escribía palabras como
eternidad, besos, caricias, calor
y se autocorregía con temeridad,
celos, carencias y temor.
Escribió voy para allá y
se envió no hay más allá.
Al final cansado puso solo amor,
y el aparato envió au revoir.


Curioso

Camino para atrás mirando hacia adelante
en un cíclico lineamiento.
Me he detenido más a ver una piedra inherte
que lo que muestran tras un aparador.
Y es que aunque las luces de neón son bonitas
la clorofila es magia cuando esta en acción.
Así que a cada paso de estación a estación
me he distraido tanto que el llegar se me olvidó.

Se me olvidó
Porqué el caso es andar.

Hago de un suspiro un vendaval
de la risa un megáfono del alma.
Y aunque no todos puedan ver el alba
estaré aquí para contarles cómo es.
Me han dicho que no todos comparten soñar
o tan solo son un espectador,
me lo tomo con humor
tarde o tempran olvidaran reptar.
¡Y a volar!


Entre el gentío

Desesperadamente en parsimonia
espero tus pasos delante de mí.
Te miro entre la gente y caminas
despacio sin deber a nadie tu existir.
Y yo desde gayola expectante, con temor
a tocar y traspasar 
Esa aura autogestiva que activa mi admiración
hacía tí.

Y yo, soy un simple extra de fondo.
que no consiguio el gran papel.
Y tu, brillas con luz propia 
como actriz de gran cartel
Y yo, solo me conformo con seguir
tus pasos con mirada fiel
y tu, que te vas inmiscuyuendo
entre el gentío aquel, el gentío aquel
Y yo, en sentido opuesto, me llevo
el recuerdo de un encuentro donde 
sólo uno sonrió.

Y nada ha pasado ahí,
he nadado entre letargo y frenesí.
Que poder emana, de alguien que
ni siquiera da cuenta de mi existir.



Tito Rosales



Obra: Amigos, óleo y tinta. Autor: Tito Rosales




De todo, todo...


Oda a la gula


Oda a la gula que es nula ante la mesura.
mesura que no aporta y más veces que menos quita.
Es esa gula que nos embroma en atacarnos de todo lo que
nos place, sea alimento, veneno, amor o universo.

Oda a la gula que nos hace sentir como si no hubiera mañana
¿y si realmente no lo hubiera?
que nos aboca a atragantarnos de futuro
(como si no hubiera un pasado)

Que nos insta siempre a buscar el bocado,
ahí dónde tal vez no se encuentra.
Pero que nos tiene alerta con un fin
justificado.

Es esa gula que nunca cesa
una gula de caminos y veredas.
De hedonismos epicúreos,
de bocadillos ataráxicos
de momentos de una ausente llenadera.

Es por eso que he hecho una oda a la gula
entre el almuerzo y la cena.





Gula a la oda

Gula a la oda, para que nunca se acabe.
para que entre laureados bitores se escuchen
mas fuertes las risas que los rencores.
Más potentes las albricias sinceras y comentarios
afables que los rumores.

Gula a la oda. Para celebrar que aún nos jode
la realidad. Que aun somos sensibles y con
un friego de hambre.
Que estamos dispuestos a comernos completo
al mundo porque tal vez regurgitado luzca mucho
mejor.

Gula a la oda, gula de holas. De abrazos
y bienvenidas. Gula de odas, de todos y todas
para todos y todas.

Que todos tomemos algo con qué escribir
y hagamos el poema más largo de la historia.
Uno donde la oda lleve odio, amor, rencor, coraje,
virtud, alegría y todo lo que compone a la humanidad
misma.
Porque una oda es humana, y la humanidad es una oda
en el universo.
Ahora imaginemos una gula de odas y será la
humanidad en potencia.

Es por eso que me gusta la gula a la oda.






Yo soy un híbrido


Yo soy un híbrido
tengo lágrimas de los momentos más tristes junto con las de la risa a carcajadas
cicatrices de dolor con la de los juegos de la infancia
una carcasa dura ante el embate de lo real que cubre una sensibilidad de inocencia
animal
pasos contrariados que se topan en un cruce —pero siempre en movimiento
manos duras, como yunques que podrían pasear cual seda sobre el ritmo de tu piel
una valentía atroz y un terror maravillado ante un mundo ora amable ora fatal
tengo palabras con juramentos imperiosos contra una injusticia general a la vez que dulces sonetos para la más noble insignificancia
tengo tantos lados como un cubo…
y una sombra que conjuga el brillo del sol con la más profunda oscuridad
soy el punto de entrecruce, de una convergencia sideral, de toda una historia que ha traspasado
por mí, eso soy
un híbrido entre mente y corazón.







Una gran suma

Un gran estruendo que nadie escuchó más una espaciotemporalidad sin nombre
—más
un cúmulo atrayente bailando en círculos y la entropía presentando su trabajo
—Sumémosle
la materia y la materia oscura jugueteando entre sí a velocidad constante (aún)
—más
Unas volutas de elementos muy galácticos buscando tocar tierra
—agregamos
una gran esfera imperfecta muy caliente que poco a poco se ha de enfriar
—más
grandes vapores y unas gotitas de agua naciendo sin cesar
—más
algo firme al tacto, superficie dónde la vida por fin querrá echar raíces
—le sumamos
una rotación que enfría y a la vez permite hacer conteo de los días
—más
miles de millones de años con agua, sal, oxigeno, brisa, un sol tibio y muchas ganas de seguir
—más
unos seres bípedos, asustados pero firmes
—más
ojos muy abiertos, lenguas ya más sueltas, manos muy callosas
—más
hambre, frio, terror, pero también risas, afecto, emociones…amor
—más
avance, retroceso, avance, avance, retroceso, unos a la par, otros se rezagan
—más
sigue un caminar muy lento
—le sumamos al último
alguien pensando en el primer gran estruendo y comprendemos un poco lo que somos
toda esta suma ha dado como resultado:

a ver, sacamos cuentas…listo:

yo aquí parado haciendo un leve recuento mientras ustedes me han leído.




Tito Rosales

Obra: Duelo sempiterno, óleo y pluma. Autor: Tito Rosales